Les voy a contar un sueño…
Si tienes ganas de hacer número dos, te sugiero que te lleves esto al baño para que lo leas, ya que es semi-largo y además tiene que ver con mierda.
PS: He tenido este sueño antes. Los detalles varían pero esta vez tomé nota del sueño justo cuando me levanté para que no se me olvidaran.
PPS: Tengo la receta perfecta para tener sueños locos y pesadillas: Solo tengo que tomar un nap en la tarde, entre la 1 y las 3 pe eme. Y que esté haciendo una calor carbona.
No falla. Sueños locos (más de lo normal para mi).
Ahora sí, el sueño:
Comienza el sueño con que tengo ganas de hacer número dos. No son ganas imperantes así que sé que tengo tiempo. Pero sé, desde que comienza el sueño, que tengo poco tiempo para me den ganas “de verdad, de verdad”
Además, sé desde el comienzo del sueño que no va a ser cosa fácil encontrar donde “ir”, porque ya conozco este sitio donde estoy (lo conozco en el sueño pero no lo he visto en la vida real).
Abro una puerta en un pasillo y entro a lo que parece ser un anfiteatro de clase (como los que hay en el RUM). Los escalones grandes del anfiteatro tienen pupitres escolares. De esos de tubos de metal y asientos, espaldar y pupitre de madera y/o de plástico.
Dentro del sueño yo sé que si bajo a los escalones inferiores del anfiteatro algunos de los pupitres tienen, en el asiento, una apertura para poder evacuar sin dejar de coger la clase. La razón por la que sé esto es porque (aparentemente en sueños similares anteriores) los he usado anteriormente.
Me dirijo hacia uno de estos pupitres… Pero, cuando llego a uno de ellos me doy cuenta de que el hueco en el asiento está hecho bien rudamente, como con desespero. Y que, quien lo utilice para evacuar va a dejar la mierda en el suelo del salón. Y en efecto, cuando miro veo mierda debajo de algunos de los pupitres.
Aquí empiezo a pensar que la gente no debería ser tan descuidada. Y que la gente que es así me encabrona. So, ahora, además de ganas de cagar, también estoy encabronao (en el sueño).
Al final inferior del anfiteatro hay varias puertas. Escojo una y paso. Y me encuentro con este único salón, un vestíbulo inmenso donde fácilmente cabe un estadio pero que realmente está bastante vacío. O sea, un salón gigante. Y de techo alto el sitio. Casi no se pueden distinguir que hay en las paredes más lejanas de tan lejos que están. Pero en el vestíbulo hay, curiosamente, toilets. Aha! por fin encontré donde.
Pero que pasa, fijándome detenidamente en los toilets veo, que además de plomería normal tienen atachados curiosos instrumentos. Algunos con lucecitas. Otros con pantallas con gráficas como para monitorear el corazón. Una malformación de cosa tecnológica que no se que hace. Y cerca de algunos toilets hay libros, papelería, viruta (que me recuerda a la película Brazil de Terry Gilliam). Los toilets están limpios pero desordenados. Los toilets quedan cerca de la pared pero no hay nada que los tape, así que si me siento en alguno cualquiera podría saber que estoy utilizándolo…
Y en efecto, cuando me fijo bien, hay, en las paredes, recedidos y esparcidos unos cubículos que se pierden a la vista pues son del mismo color de las paredes. Y en algunos de ellos hay empleados.
Si ellos me ven no me han hecho caso. Y a mi me da la espina, que están monitoreando la maquinaria que está atachada a los toilets. sigh No tendría problema en utilizar alguno de los toilets. Pero me digo a mi mismo que debe de haber algo mas privado. Y quien quita que vaya yo y les dañe el experimento o lo que sea que están haciendo.
Sigo caminando, apegado a una de las paredes. Y veo a empleados aquí y allá, no muchos. Y siempre escondidos en huecos en la pared. Caminando, caminando me topo con un cristal en la pared y al otro lado una empleada que al verme me hace señas, “Quieres entrar?” me dice con las manos. Yo no la escucho y tampoco le hablo pero instintivamente le enseño mi carnet de empleado (que hasta ahora ni recordaba que lo tenía en el sueño) y le asiento. Ella le da a algún botón y se abre una puerta en la pared. Entro y en vez de un salón gigante hay una serie de pasillos. Unos más grandes que otros. Hay líneas de distintos colores que claramente definen como llegar a distintos sitios. Pero ninguna de las líneas está marcada con el lugar hacia donde va. Decido seguir una al azar. Era la roja? Ciertamente las ganas de hacer numero dos que tengo ahora están llegando a críticos niveles.
Sigo la línea pintada…
Y llego a una puerta.
Es una puerta normal de metal. Ni muy grande pero tampoco pequeña.
Pero las marcas en la pared donde está la puerta hacen muy claro que algo fuera de lo común se haya tras la misma. La pared tiene líneas concéntricas alternantes de color rojo y blanco que forman un cuadrado que se va extendiendo desde la puerta hacia afuera.
Una franja vertical color verde menta quiebra el patrón al lado derecho de la puerta.
En color blanco sobre la franja verde menta, Hay algo escrito. Cada letra fácilmente mide tres pies de alto aun cuando tienen una rotación de 90 grados.
No tengo que hacerlo pero inclino mi cabeza hacia la derecha para leer lo que dice:
HIGH CARDINALITY
Y aquí es donde pienso, “Aníbal, esto es un sueño, pero si tú te metes por esa puerta algo malo va a pasar. Alguien aquí se va a joder. Y ese alguien eres tú.”
La sensación de aprehensión es tanta que se me olvidan las ganas de cagar. Lo que quiero es huir. Lo que quiero es correr.
Y ahora (en el sueño) me estoy dando órdenes yo mismo, “Despierta Aníbal, despierta! Despierta ahora. DESPIÉRTATE!”
Y mis ojos no hacen mas que leer de arriba a abajo las letras gigantes al lado de la puerta.
H
I
G
H
C
A
R
D
I
N
A
L
T
Y
Y ahora la puerta comienza a abrirse…
Me despierto.