Les voy a hacer un cuento sobre mi sexualidad. No cojan miedo. Lean! que se van a reír! (O les dará vergüenza ajena).
Desde pequeño, o sea, en realidad nunca, he sido atlético. Y creo que mi afinidad con los libros, las enciclopedias, los cuentos, y las historias le preocupaban un poco a mi papá (y maybe a mi madre también). Así que mami y papi, ambos, me medio obligaban a salir de pesca con papi casi todos los fines de semana. La pesca? La pesca era cosa de machos. Pero como no requería mucho atletismo, pues era una actividad que mis padres podían fomentar sin mucho temor a que yo fallara y tuviera ocasión de negarme a participar. Pero ojo que no éramos ricos, así que la pesca era estrictamente de orilla.
De camino (y de regreso) a Isla de Cabra, el espot preferido de mi Pai, casi siempre ponía algún eijtrak en la Datsun Hatchback verde. Setenta por ciento del tiempo era música, casi siempre Quique y Tomás. Que música más cabrona!
El otro treinta por ciento del tiempo eran los chistes grabados de Álvarez Guedes… Tú sabes… Muchas malas palabras… Que el muchachito vaya aprendiendo como hablan los hombres y eso. Y aprendí si. No solo chistes de doble sentido y malas palabras pero también como el lenguaje tiene muchos usos y se pueden decir muchas cosas. (Me pregunto si Álvarez Guedes y Richard Prior se habrán conocido, si habrán comparado notas. Quiero pensar que sí).
Mi Pai era un hombre serio (la mayoría del tiempo) pero a veces hacía cosas fuera de su carácter. Cuando hacía o decía «loqueras», a manera de explicación, imitaba un ponchlain de un chiste en particular de Álvarez Guedes diciendo:
«Mariconerías mías!»
Fasfoluar unos 30 años. La semana pasada era mi cumpleaños. Salí super tarde del trabajo. Pero me habían invitado a salir. Como era tarde no alcanzamos a llegar a un restaurante. Terminamos en mi lugar. Y como yo trato de ser un buen anfitrión le digo:
«Te preparo algo de comer? Teng–«
Ella (si, ella, tranquilos) me interrumpió diciendo: «Yo me como lo que tu me des…»
La verdá que usualmente yo cacho las cosas más rápido pero esta vez pues… se me fue. Al mejor pescador se le va el peje de vez en cuando. Aniwei…
Terminé haciendo unos sanguiches. Hice dos para cada uno; y la cuestión es que a mi me gusta hacer un sanguich que tenga dos lascas de queso y una de jamón. Y el otro que tenga dos lascas de jamón y una de queso. La visita, pues se dio cuenta del asunto del jamón y el queso. Y yo, no halle forma de explicar el por qué. Y respondí imitando a mi Pai imitando a Álvarez Guedes:
«Mariconerías mías!»
Y pues…
Creo que esa combinación de palabras no fue la mejor, porque no hubo soplado de velita al final.