Jarry…

pretty barking doggy
Brian Moriarty, CC BY 2.0

Jarry es un perro malo.

Desde que me divorcié «vivo alquilado». Es un cuarto que el hermano de alguien que era mi jefe construyó en su garaje. Pequeño espacio. Pero lo que realmente importa es que tengo internet de «alta velocidad». Por otro lao, es el primer piso de una casa de dos pisos, así que el sol no le da tan directo, y tiende a ser mas templado. Además, mi ex-jefe, actual casero, es de esos tipos que son la viva definición de «hombre preparado, vale por dos». Y así, cada vez que tengo un problema son pocas, poquísimas, las veces que mi casero no me resuelve.

Lo único malo del sitio… es Jarry.

Jarry es uno de esos perros malos. De esos perros satos chiquitos que se creen que se comen el mundo con sus ladridos. Que se pasan el día ladrando. Ladrando. Ladrando. Ladrando.

La cuestión es… Que mi baño, la ventana (que queda en la parte alta de un primer piso) queda justo al lado del patio donde está Jarry, que es mas alto puesto que estamos en una colina. Así que, no tan solo entra el ladrido casi directo por la ventana de mi baño. Sino que además sale el dichoso perro ladrando porque cree que el mundo se va a acabar… Cada vez que me tiro un peo en el baño.

Me he puesto a hacer memoria, y creo que por los pasados 7 años «Jarry» es el nombre que más he escuchao. Y es que, el vecino, se pasa llamándole la atención al perro.

guao! guao!

JARRY!

guao! guao!

guao!

JARRY!

guao! guao! guao!

JARRY, NO!

<ad nauseaum>

De hecho, creo que el 99.36 por ciento de las palabras que he escuchao del vecino son «Jarry» y «No» Todos los días lo escucho (ayyy, estoy exagerando, maybe no TODOS los días).

Pero me pongo a pensar, que si yo fuera perro, si yo fuese Jarry… Pensaría que «NO!» es mi nombre… Y que «JARRY!» significa «TE AMO!»