Don Ramón…

Don Ramón graffiti in Managua
Zenia Nuñez, CC-BY 2.0

Como saben, aunque no creo en los extraterrestres, me gustan mucho las películas de invasión extraterrestre. Y eso es porque muchas de mis pesadillas tienen que ver con ese tema.

Pues anoche soñé que estaba con mi Jeva (no, no era una jeva extraterrestre). Estábamos preparándonos para salir a trabajar. Pero vivíamos en casa de mis padres. La casa de mis padres es la localización de la mitad de mis sueños y pesadillas.

Se, que era una pesadilla porque en el sueño no eran todavía las ocho de la mañana y ya yo me había levantado, bañado y vestido. Había salido a montarme en el carro, pero regresé.

Le digo a mi Jeva, «Viste cómo está el cielo? Están diciendo que van a llegar pronto. Ven mira esto…»

Y salgo con ella hacia el portón de la casa, abro el portón y salimos a la calle. Le digo, «Mira, lo ves? No soy yo, right?» Como quien dice, dime que tú lo ves también y que yo no estoy loco.

En lo alto del cielo, notable pero transparente, como un celaje, se apreciaban unas líneas zigzagueantes que se repetían y se iban moviendo lentamente por el cielo.

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No había nubes grandes, las que habían eran pequeñas, picadas, o en hilachas, y bien alto en la atmósfera.

Y entonces le digo a mi Jeva, «Alza la mano, alza la mano lo más que puedas, tú que eres alta, lo vas a sentir…»

Mi Jeva me hace caso y me dice, «Wow, el rocío está ahí flotando. Lo que sea que está pasando, el efecto llega casi hasta el suelo.»

Entramos a la casa y prendemos el televisor. Los noticieros locales eran un caos de información que no terminaban de informar. Y por alguna razón extraña, los anunciantes del clima se habían vuelto los protagonistas de la noticia. Y eran, los «expertos del momento». Especulaban la significancia de las pocas nubes. Que si se veían las líneas, que si no se veían nah. Que si las abejas muertas, los delfines encallados, mientras repetían como guarecerse en tiempos de tormenta, en tiempos de terremoto, en tiempos de fuego.

Algún noticiario ya había metido una cámara en el supermercado que tenían cerca donde ya la gente estaba como loca llevándose el agua, las salchichas, los potes de Chef Boy-Ar-Dee.

De momento, cortaron a algún canal de noticias en inglés justo en medio de la transmisión de algo importante…

«Arrived…I repeat, they have arrived. They come with a friendly face…» estática. El reportero local solo pierde dos segundos en su cara de pánico antes de decir… «Amigos parece que estamos confrontando problemas tec… me dicen que tenemos otra fuente para ustedes…»

«…ace of Mister Rogers but they are not safe. STAY AWAY! Go into your homes! May god have mercy on us all. They are not fri…» estática otra vez.

Entonces, escuchamos gritería afuera.

Obvio, como buenos presentaos salimos a ver que pasaba.

Desde lo alto de la atmósfera, con un patrón muy ordenado, se veía una nave grande y más cerca de la tierra, dos naves más pequeñas, y más cerca, cuatro naves más pequeñas aun, y más cerca ocho naves, y así hasta que habían 32 naves cerca los llanos de Toa Baja… Los «hilos» o patrones de naves se repetían, era claro que estaban llegando a San Juan, a Arecibo, de seguro a otros lugares de la isla. Y de todo el mundo.

La muchedumbre se formó rápidamente y caminaba, otros iban en carro, pero todos se dirigían a ver las naves de cerca.

Pareciera que habían pasado solo minutos, pero eran horas. No iba a llegar temprano al trabajo.

La muchedumbre había abarrotado las carreteras adyacentes a los llanos del Toa. Muchos formaban círculos de oración. Otros les pedían a las naves que se los llevaran.

De momento, lentamente las naves empezaron a moverse de manera circular, de nuevo, en un patrón lógico. De manera tal que «barrían» el aire en el llano.

En cada nave, empezó a abrir una puerta, la muchedumbre colectivamente aguantó la respiración. Mientras se movían lentamente de lado a lado, se iban acercando las naves a la muchedumbre y todos podían captar lo que pasaba. La puerta abriendo en cada nave y en cada nave una figura emergiendo…

Don Ramón…

Si, no estoy jodiendo. Don Ramón. Bueno. La cara de Don Ramón. Era una máscara, pero tecnológicamente avanzada. Tú ves, los extraterrestres habían estudiado a los seres humanos por mucho tiempo. Buscaban la manera de conquistarnos. No solo física sino mentalmente. En cada área de la tierra habían determinado, mediante un estudio de los medios de comunicación locales, que personas eran de las más aceptadas por todos. Extraterrestres al fin, no entendían porque un personaje violento como Don Ramón, también nos hacía reír. En algunos sitios de U.S.A. los extraterrestres tenían máscaras de Míster Rogers. En Inglaterra la Reina Elizabeth emergía de las naves. En Japón, era Domo.

Y así lo último que ví en mi pesadilla, antes de morir en ella, fue el cuerpo de un extraterrestre levantado un arma visiblemente letal, un extraterrestre con la cara de Don Ramón, con todo y bigote.

Con todo y sombrero. Diciendo…

«Pi, pi, pi, pi, pi? TOMA!!!»