La semana anterior a la semana de mi cumpleaños me enfermé. Nada serio, pero me quedé en la casa unos días sin ir a trabajar. No recuerdo ahora si fue el sábado o el domingo posterior a eso, pero vino La Jeva y me preguntó:
«Ya te sientes mejor?»
«Si», le contesté. Y me jodí; porque entonces me dijo:
«Pues me vas a acompañar a Plaza que necesito comprar algo para mi oficina.»
O sea, ‘ya te sientes bien? Pues me puedes ayudar a cargar cosas!’… Caí en la trampa, pensando que estaba preocupada por mí.
Pero más allá de eso. Como algunos de ustedes saben. Odio… ODIO… Plaza. Para mí es como la peor micro-versión de Puerto Rico. Un lugar donde el dinero es más importante que casi cualquier otra cosa. Fuck that!
Anyway, La Jeva y yo íbamos caminando por los pasillos de una tienda famosa. No voy a decir el nombre, no fokin promo. Cada uno de nosotros iba por su lao. Ella estaba mirando alguna ropa. Y yo, unos tenis. Regresa ella y me ve mirando los tenis.
«Los quieres?»
Y yo, «No quiero nada, y menos de aquí…»
«Pues vamos que quiero ir a otra tienda…» y se viró y siguió caminando y salió de la tienda. Yo en Plaza me pierdo como jíbaro que soy, y me apresuré a seguirla.
Estaba casi saliendo de la tienda. Y en sentido contrario, entrando, venían un viejito y una viejita. Juntos obviamente. Y de momento pensé, «Wow, así vamos a estar yo y La Jeva en 15 años más…»
Pero…
Cuando le pasé por el lao a la pareja de viejitos. Escuché cuando el señor le dijo a su viejita, en tono agrio y pesao:
«Te dije que no quiero que me agarres la mano!»
Me dolió.
No sé. No sé si es que soy tan y tan pendejo. Prefiero decir que es que aún me sentía chango y enfermo. Pero casi no aguanté que se me escaparan las lágrimas.
Apreté el paso, alcancé a La jeva.
Ella me miró con una sonrisa, pero cuando vio mi cara…
«Te sientes mal? Nos vamos?»
Y yo le dije, «No! Vamos donde tu quieras.»
Pero le agarré la mano.
Le agarré la mano hasta que me tocó cargar cosas.